-Ya está. Es evidente -me dije-. Seguramente me estaría dando un viaje en barco,
habría un accidente marino y al final el viaje me lo terminé pegando en la cabeza, por eso no recuerdo nada. Naufragamos, y yo terminé aquí. Aunque no tengo la ropa mojada, más bien quemada. Igual vivo aquí, ha habido una explosión de gas, y aquí andamos. Pffff… No tengo ni idea.
Tenía ganas de darme un paseo por la playa, pero hacía demasiado frío. Y también tenía mucha hambre, pero no pensaba comerme esa comida para perros, debía de estar
asquerosa. Me tumbé junto a la casa a esperar recuperar totalmente mi conciencia, a que se extinguiera el fuego o a que pasara algún evento revelador, pero el hecho de estar esperando me hacía recordar el hambre que tenía.
Comida para perros. Comida para perros, pensé. Comida para perros. No pienso comer
comida para perros. Comida para perros. Comida para perros. Ojalá viniera un camión
lleno de comida. Con… un crepe de chocolate gigante. O una pizza de un diámetro de
dos metros. Aunque fuera Margarita. Aunque fuera con piña, arándanos, nata montada y
esos ingredientes tan grotescos que le echan. Me la comería de un bocado aunque
estuviera hecha de carne humana. Me miré el brazo con un pensamiento que eliminé de
mi cabeza sistemáticamente. Comida para perros. Comida para perros. Sin lugar a dudas, comida para perros. Y me levanté rápidamente para dirigirme a la playa a recoger esa suculenta comida para perros. Me quedé unos largos segundos mirando fijamente al mar.
-¿Dónde estoy?
-Carl, tengo dos noticias malas y dos noticias buenas. ¿Cuál quieres primero?
-La más corta, imbécil. Suéltalo ya.
-Una de las buenas es que el radar ha detectado un nuevo miembro.
-¿Parpadea?
-Esa es la otra buena, no parpadea, y por consiguiente, está en frío.
-Esa es mala, idiota. Vale, no seguirá vivo mucho tiempo, esas estúpidas moscas se lo
cargarán. Hemos de ir rápido para pillar a esos insectos aunque sólo podamos
encargarnos de su casita.
-Bueno, la buena era que por eso tenemos ubicado el refugio de los Rabos.
-Vale déjate de jueguecitos, ¿cuál es la que falta?
-Adivina.
-Isaac….
-Vaaaale ya paro. El chico no es muy listo aún.
-¿Posición?
-1.345 0.102.
Carl encendió los altavoces.
[...]
Hola: desde facebook, en la propuesta de regalar un libro de escritor novel, recalé aquí por tu comentario. Como colega escritor te saludo y celebro tu publicación. Interesante lo que has escrito, prometo leerlo con mayor detenimiento. Te saludo y volveré por aquí
ResponderEliminarEscribo una historia,un libro, llamado "Hilos desechables". Lo publico en blogger al igual que en tuenti: Anne Morrison; Pasate por mi blog y leelo, si te gusta comenta y sígueme. Muchas gracias ^^
ResponderEliminarhttp://annemorrison.blogspot.com
De tanto pensar enloqueciste!
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